domingo, 26 de mayo de 2024

"La corte de Lucifer" (1937), Otto Rahn.

"En 1937, en Leipzig, la editorial Schwarzhäupter edita La corte de Lucifer (Luzifers Hofgesind), subtitulada "viaje a los buenos espíritus de Europa". Rahn ya era un reconocido intelectual ganado por el partido nacionalsocialista. Otto Rahn, el romántico hereje, sabía que el objeto de búsqueda de Parzival era una piedra de luz, pero encuentra otros significados a la tradición de la diadema de Lucifer. Cita de un verso de Wolfram lo siguiente:

Desde la Provenza hasta la tierra alemana
Nos fue enviada la leyenda auténtica.
Lucifer se perdió al bajar
Con su rebaño al infierno,
Entonces el hombre nació.
¡Pensad lo que Lucifer obtuvo
junto a los camaradas de lucha!
Ellos eran inocentes y puros...

Rahn no cree que fueron las huestes de Lucifer las que penetraron Montségur, sino que lo hicieron las de Satán, preparadas para apropiarse del Grial que cayera de la corona del Portador de Luz, Lucifer. Idealista en su mirada sobre los hechos de la caída de Montségur, Rahn escribe:

"Puros eran los cátaros, pero no los frailucos y aventureros que con la Cruz al pecho querían preparar la Provenza a favor de una nueva estirpe: su propia estirpe".

Otto Rahn en éste, su último libro, establece profundas relaciones sobre el origen de las tradiciones paganas y su significado, remontándose al origen de la creación y la historia."

"El comienzo del ocaso de los dioses, que simultáneamente es la disociación del hombre ligado a la tribu, fue preparado por el relajamiento de las rigurosas reglas familiares que en la antigüedad representaban la unión de lo particular con los poderes de los dioses, los héroes y los ancestros. El hombre individual se libera de sus lazos cósmicos y de consanguinidad. El ocaso de la sangre es, al mismo tiempo, el ocaso de los dioses. La sangre pierde su significación espiritual, se seca, y los ancestros callan. Se inicia la lucha de todos contra todos. En el lugar de la sabiduría divina de los mitos se coloca el intelecto mecánico; en el lugar de la interpretación del culto, la eficacia egoísta en el mundo de los objetos. Estos sucesos humanos se reflejan en el cosmos como la derrota de los dioses luminosos ante los poderes oscuros.” Otto Rahn, La corte de Lucifer.

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